La entrada de hoy es homenaje a mi pequeña. Bueno, y todas ¿verdad? 😉 pero esta es especial.
La semana pasada cumplió 2 años, así que hemos entrado de lleno en la aDOSlescencia (cómo me gustan las palabrejas que se inventa Bei de Tigriteando, son de lo más apropiadas jeje).
Tengo que decir que por ahora está todo muy tranquilo. Los únicos cambios que hemos ido notando conforme nos acercábamos a los dos años son relativos al lenguaje y al sueño, pero ¡para bien!. Es impresionando cómo se expresa, cómo construye sus frasecillas, cómo “razona” en determinadas situaciones, cómo empieza a preocuparse por su entorno, no para de preguntarnos “qué pasó“, “qué e eso” y sobre todo, cómo dice tan decidida “tello (quiero) eso“, “no tello“, “me guhta”, “no me guhta“… Yo me río y me derrito cada vez más.
No voy a seguir hablando de ella porque no pararía nunca 🙂 No, en serio, soy bastante mala escribiendo de estos temas, no soy capaz de expresar con palabras todo lo que quiero, y sobre todo, no te quiero aburrir con mis ñoñerías de mamá.
Sólo decir que esta mañana una amiga (ella sabe quién es, ¡MUAAAAAC!) me escribió un WhatsUp preguntándome que qué tal, que ayer no nos habíamos visto y me sorprendió con “y un día sin Martina es como un día sin pan”. ¿Podía hacerme algo tan feliz? 🙂
Y es que Martina no deja a nadie indiferente. Se nota que está ahí, desde siempre… Interactúa mogollón con todos los que están a su alrededor, ya sean adultos o niños. Y sobre todo sonríe y hace el payasete. Ella es así y a mi me encanta. Cada día más.
¡Vamos a ver fotos!
Fotografía de familia Madrid | Girlhood {abril}
Tuve claro que para su segundo cumpleaños le compraría una cocinita.
Desde muy pequeña le ha gustado el juego simbólico. Con su juego de té, con sus bebés, su muñeca Doti y su casa de muñecas (con la familia al completo) pasa ratos y ratos jugando. Así que lo tenía claro, ¡nos faltaba una cocinita!
Ya desde Navidad empecé a mirar y buscar ofertas, por eso de los Reyes Magos, pero en un esfuerzo de autocontrol brutal me dije: ¡Patricia, todavía no, tiene muchas cosas y es muy pequeña, espera a su cumple! Y no sé cómo, lo hice. Esperé… Bueno, para ser sincera la compré por enero o así porque estaba 8€ más barata, ¡wow! qué ahorro 😉 La realidad es que me encapriché un poco con una y temía que se acabara.
Esta cocinita me enamoró desde el primer momento que la vi, ¿no es preciosa? Sé que hay mucha gente que se la hace con diferentes muebles, telas, etc. y quedan increíbles pero nosotros no somos nada manitas así que preferí comprarla y ahorrarnos los nervios y cabreos que seguro tendríamos si nos lanzábamos al bricolaje.
Se la dimos el lunes, el mismo día de su cumple y sólo hay que ver su cara de felicidad al verla. Le encantó y empezó a jugar como loca. Tengo que decir que aun no tenemos muchos utensilios ni comidas para sacarle todo el partido posible, pero bueno, poco a poco… Por ahora se apaña fenomenal con lo que tiene y juega bastante con ella, ¡que no es poco! Así que yo feliz 🙂
El domingo lo celebramos y ese mismo día por la mañana (yo apurando, como siempre) hicimos una tarta, para que me ayudara a hacerla y, sobre todo, para volviera a soplar la vela. Ya que había aprendido a soplar y apagar la vela, habría que repetir ¿no? 🙂
Estuve dudando varios días. No sabía qué preparar. Venga a mirar recetas por Internet… Para el día de su cumple, como era lunes y tenía guarde, preparé una diferente, un tanto “especial” y aunque dicen que salió muy rica, esta vez me apetecía hacer algo más clásico. Algo que sí o sí fuera a gustar a los peques.
Y una tarde, una vocecilla (ella sabe quién es, ¡gracias! 😉 ) me dijo: “¿Y por qué no haces la tarta de galletas y chocolate de toda la vida?”. ¡Eureka! Ni había caído en esa tarta tan rica que solía preparar mi abuela en cuanto tenía ocasión. De hecho, la preparó en el primer cumpleaños de Martina, en la celebración que hicimos con toda la familia.
Yo hice la base de galletas y chocolate y Martina me ayudó a ponerle la cobertura de chocolate y a adornarla con colorines. Me hubiera gustado que participara en todo el proceso pero ya la ves, con comida imposible! jeje Mi pequeña tragona va comiendo al mismo tiempo y como me despiste termina con todo. ¿Qué tendrá el chocolate que les vuelve locos? 🙂
Ya por la tarde fue la mini celebración. Muy íntima. Apenas unos amigos y vecinos. Todavía la veo muy pequeña como para montar una súper fiesta de cumpleaños, así que preferimos que estuviera en su casa y con gente cercana, con la que se sintiera a gusto y pudiera disfrutar de esa tarde.
Te voy a sorprender… ¡no hice fotos! Sí, has oído bien, aunque la cámara estaba por allí, yo no quería perderme nada. La pobre siempre tiene a su mamá detrás de la cámara y esta vez prefería no tener nada entre ella y yo,quería estar 100% disponible para ella. Así que delegué las fotos al papá y, vamos, sin ningún tipo de remordimiento 🙂
Aquí te dejo algunas del momento tarta, con sus dos amiguillos, y con el súper globo que le compramos con el 2 que, por cierto, aun está perfecto y tiene pinta que lo vamos a tener plantificado en el salón por una buena temporada…
Bueno, hasta aquí la entrada de hoy. Ya nos conoces un poquito mejor 😉
Si te perdiste las fotos del mes pasado de este proyecto fotográfico personal “Girlhood”, puedes verlas aquí.
Patricia Becaroto, fotografía de familia en Madrid especializada en contar historias de una forma auténtica, capturando los momentos y emociones con un estilo fresco y natural
QUe bonita está!!!! <3
Gracias!
Martina. Como te estas poniendo!!!!que rico debe de estar.